Ésta
es una receta milenaria y una de mis favoritas.
Algunos pensaréis que esto de emprender es tarea exclusiva de los más
osados, soñadores y “suertudos”. Puede
que sí. Sin embargo, conozco una receta
que se ha ido pasando de generación en generación y que hoy quiero compartir
con vosotros.
Ingredientes:
1,5
litros de espíritu creativo
500 gr.
de entusiasmo en rama
Utensilios:
1
batidora de ideas innovadoras
1
delantal de la confianza
1
pasapurés para triturar los miedos
2
espátulas de madera para remar fuerte cuando haya temporal
1
tenedor para pinchar a todos aquellos que te dicen “no lo conseguirás”
Esta
receta está pensada para una ración. Si
se quiere hacer más cantidad, solo hay que multiplicar los ingredientes por el
nº de raciones que se deseen servir.
1er paso: Preparar la masa
Primero,
para preparar la masa, necesitarás el ingrediente principal: la pasión. Se recomienda volcar las 4 cucharadas en un
recipiente grande. El tamaño del recipiente dependerá de las proporciones de tu
proyecto. Por ejemplo si quieres lanzar
una tienda de delicatesen, exclusiva y céntrica, con un recipiente de 20cm de diámetro
te bastará. Ahora bien, si estás
pensando en montar un hotel de 1000 habitaciones en una zona turística,
entonces vas a necesitar un recipiente de 80cm de diámetro, por lo menos.
Pero
veamos antes qué es la pasión y dónde puede encontrarse, puesto que éste es un
ingrediente escaso y difícil de localizar.
Hay que saber dónde se cultiva.
La
pasión está dentro de ti, es la fuerza y la determinación con la que tu sigues
bombeando energía e ilusión a pesar de ti, de las personas y de las
circunstancias. La pasión es tener la
certeza de que lo que deseas es bueno para ti, está alineado con tus valores, y
es ecológico (respetuoso contigo mismo y saludable física, mental y
emocionalmente).
La
pasión hace que esa maquinaria se ponga en marcha rumbo a tus objetivos,
superando y venciendo todo tipo de obstáculos y miedos, al margen de lo que
ocurra en el exterior. Imagina que
decides emprender un negocio, pongamos por ejemplo una pastelería con
repostería casera y original. Encuentras el local perfecto, bien situado, con
mucho tráfico de personas, céntrico. Es
ideal, pero justo antes de abrirlo, recibes una notificación del ayuntamiento
anunciando que van a derrocar el edificio entero para construir un parque. ¡Oh no! Frente a este contratiempo, tienes dos
opciones: 1) te derrumbas (como el edificio), o 2) tienes tan claro que la
pastelería artesanal es tu sueño, que empiezas a buscar un nuevo local. Tu pasión te lleva a donde quieras, con
ilusión, creatividad, ingenio y amor.
En esta
fase de la receta vas a necesitar tres utensilios:
·
1 pasapurés para triturar los miedos
·
2 espátulas de madera para remar fuerte cuando
haya temporal
·
1 tenedor para pinchar a todos aquellos que te
dicen “no lo conseguirás”
2º paso: Moldear las figuritas
Cuando
la masa esté lista (sabrás que lo está porque desprenderá el dulce aroma de la
satisfacción y la ilusión), ya puedes empezar a moldearla en la forma de las
figuritas que más te divierta, entretenga, desafíe, guste …
Para
esta parte de la receta vas a necesitar verter el litro y medio de espíritu
creativo sobre la masa de la pasión.
Sabrás que la creatividad es un ingrediente muy preciado que no siempre
encuentras en el supermercado. La razón
es que su materia prima es muy cara: “el
precio de la inspiración está por los aires” le oí decir a un colega el
otro día.
Ya sé lo
que estás pensando: que tú no eres creativo.
Me temo querido lector que tienes razón.
No ERES creativo, simplemente tienes la capacidad de CREAR. Si crees, creas. Todos podemos crear porque todos podemos
imaginar y construir, podemos combinar y mezclar, podemos exagerar y
colorear. Voy a compartir contigo
algunos trucos para desarrollar tu capacidad de creatividad:
1. Cambia
rutinas: por
ejemplo ve al trabajo por un camino distinto, no pidas en el restaurante
siempre el mismo plato, prueba experiencias nuevas y diferentes.
2. Aprende
constantemente: adquiere conocimientos nuevos, lee libros que te interesen,
curiosea, si escuchas algo que te parece interesante, investígalo más. Hoy en día el Tío Google lo sabe todo y pone
toda la información a nuestro alcance en menos que canta el gallo. ¡Aprovecha
este infinito recurso!
3. Experimenta
y diviértete: aparta un rato y un lugar en tu vida para hacer experimentos
(literalmente), para levantar torres con tenedores, en vez de naipes, para pintar
cuadros utilizando colores, texturas, olores y sabores. Junta aquello que crees que no pega: por
ejemplo sal con chocolate. ¿Quién sabe?
¡a lo mejor se convierte en un plato elaborado de prestigio!
4. Trabaja
en equipo: aprovecha las sinergias, los múltiples recursos, conocimientos y
experiencias que tienen las personas de tu alrededor. El todo es mayor que la suma de las
partes. Si yo sé inglés, tú conoces y
amas la isla, y él tiene don de gentes y sentido del humor, juntos podremos
ofrecer un servicio de guía turístico más completo y original que agencias que
solo tienen una o dos de estas habilidades.
El utensilio
que vas a necesitar en esta fase de la receta es la batidora de ideas
innovadoras. Asegúrate de que la pones
en marcha cada día un ratito.
3º paso: Invita a tus amigos al
festín
Éste es
el tercer y último paso de esta receta.
Es aquí donde vas a utilizar los 500 gr de entusiasmo en rama.
Invita a
tus amigos a degustar las originales, dulces y divertidas figuritas que has
horneado. ¡Entusiásmate! Comparte tu
proyecto con aquellas personas que te quieren y que sabes que te apoyarán. Explícales tus planes, pídeles consejo y
ayuda para promocionar tu empresa, tus productos o servicios. En este momento de tu vida, necesitas toda la
ayuda de la que puedas hacer acopio.
Recuerda
que habrá personas a tu alrededor que intentarán tumbar tus planes, los habrá
que no creerán en tu proyecto y te lo harán saber. Además habrá días, en los que tú mismo
dudarás de ti. Está bien, permítetelo,
pero no permitas que todos estos pensamientos y opiniones influyan negativa y
definitivamente en ti, desviándote de tu camino.
Entusiasmo
es una palabra de origen griego que significa “el Dios que hay en ti”.
El
entusiasmo te servirá en los momentos complicados cuando todo parezca ir mal y
la confianza en ti mismo y en los demás, o incluso la confianza en el proyecto
desfallezcan. Ten presente que si hay un
Dios dentro de ti, entonces serás capaz de encontrar la forma de tirar adelante
aunque las cosas se tuerzan. Obstáculos
los habrá, de eso no cabe duda, y es precisamente por esto que necesitas
conectar con el Dios que hay en ti.
¿Cómo? Muy sencillo. Repítete una
y otra vez: “lo solucionaré”, o “sabré estar a la altura”, o “lo conseguiré
porque es bueno”. Haz ese voto de
confianza en ti y en tu equipo, con el que debes compartir tus temores y
dificultades para que sepan estar a tu lado y te ayuden a encontrar una
solución. Es en estos momentos cuando
les necesitas más que nunca. Convierte,
junto a ellos, los problemas en retos.
El utensilio
que utilizarás más en esta fase es el delantal de la confianza. Ten fe, y todo saldrá bien. Ya lo verás.
¡Buen
provecho!
Miriam Fisas - Coach professional certificada por ICF
http://www.miriamfisas.com/
expectacular!! gracias me sirvió de mucho!.
ResponderEliminar